Hay cosas que nos sorprenden, nos toman desprevenidos.Un domingo a la noche volviendo a casa, como todos los domingos, me encontré con la esquina llena de colores. A la mañana siguiente levanté las persianas para que entre el sol (por suerte aún no invadieron todo con edificios tapasoles) y allí estaban en la esquina los colores y las formas de un mensaje que no pude todavía deshilar pero sé que me gusta.La gente pasa, algunos se detienen a mirarlo, otros sacan fotos con sus celulares, unos se ríen y unos pocos no lo ven. A la mayoría sorprende.
Esta mañana en la esquina pasó otra cosa, tampoco fue desapercibida. Fueron corridas y gestos nerviosos. Se había formado un pequeño grupo mientras en la vereda permanecía alguien acostado boca arriba.Me acerqué, una señora preguntó, se descompuso, que descompuso es un chorro, dijo un joven de pelo corto mientras le sostenía las manos al que estaba en el piso.Me acerqué más, mirando al “chorro” con curiosidad, respiraba agitado, temblaban sus piernas y sus manos. Terriblemente temblaban sus manos. Encontré sus ojos, grandes, intensos, expresivos. Estaba aterrado. No pude dejar de sentir tristeza y lástima por él. Miré a la gente que estaba en torno a la escena en silencio, los miré como buscando respuestas a ese sorpresivo sentimiento de compasión que sentía.Una mujer me pregunta, qué pasó, un robo parece, ese muchacho es un ladrón, parece que sí, pero que raro tan bien vestido, no sé no vi nada sólo me da pena, pero que raro con esa cara de bueno y tan joven.Un hombre que había escuchado, se acercó y me dijo, ya sé que es terrible ver el pibe así temblando de miedo, pero vos trabajás, no, imagináte si viene uno de éstos y te roba todo lo que ganaste trabajando, lo agarrás y sabés qué no.
Yo, que no soy buena, no dije nada. No podía desatarme el nudo en la garganta.Uno nunca termina de conocerse.
Esta tarde, después de varios días descubrí la firma de los autores del mural.Así supe que se llama “La bondad de Satán”
Gracias Celeste!!!!
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